En la constitución humana, la energía de nuestro pensamiento físico o mente pensante representa el polo positivo; las emociones, nuestras energías intermedias, en gran medida expresadas como energía inconsciente, son el polo neutro; mientras que la materia física tangible del organismo es el polo negativo.Estas energías se reflejan en los órganos físicos que presiden y en los que encuentran expresión. Así, por ejemplo, la mente halla su reflejo en el cerebro, los órganos de los sentidos y la garganta, en ésta a través del habla. Estos son los centros de la inteligencia y el control en el organismo teniendo en cuenta que, el chakra o centro de la garganta es el asiento del más sutil de los cinco elementos, el del éter, del cual se forman los demás elementos, mientras que el sexto chakra, situado detrás de los ojos, es el centro de las facultades mentales más elevadas o interiores.
Las energías mentales y su manifestación externa son, por tanto, las controladoras, el polo positivo del que emana la energía para la creación y el control de las energías y estructuras inferiores. Nuestras emociones son energía mental que se mueve hacia el exterior y se refleja en los chakras y en los campos sutiles interaccionando con ellos, lo que a su vez afecta a los órganos y sistemas del organismo físico.
Una de las principales dolencias que amenazan a quien padece trastornos emocionales son las enfermedades cardíacas. Estos pacientes a menudo reciben medicación tranquilizante porque se juzga que un disgusto podría acarrearles un ataque. El miedo, que se asocia al elemento fuego, arraiga en el plexo solar. Cuando tenemos miedo notamos como un nudo o unos calambres en el estómago. Si comemos mientras nos hallamos en estado de trastorno emocional, no digerimos los alimentos, porque la energía ígnea necesaria para la digestión y la asimilación se disipa a través de la perturbación emocional. También es sabido que un acceso de ira trastorna el funcionamiento del hígado y del bazo, sujetos asimismo al elemento ígneo, mientras que la angustia puede provocar un ataque cardíaco, o por lo menos palpitaciones.Cuando estamos hambrientos, nuestra atención desciende hacia el estómago, hacia nuestro centro emocional, alejándose de nuestro centro racional. Por consiguiente, no sorprenden los estados de irritabilidad o de inestabilidad del hambriento.
La mente, en consecuencia, afecta directamente al cuerpo a través de las emociones. La naturaleza de la actividad elemental nos proporciona unas características que son reflejo de las cualidades de estos elementos. Como seres humanos, necesitamos que todos los aspectos de nuestra constitución funcionen en armonía. Es preciso atender el cuerpo y sus necesidades materiales, pero sin recrearnos en ellas. Nuestra vida emocional y nuestros sentimientos reclaman asimismo un equilibrio saludable: la cabeza ha de estar equilibrada con el corazón. Las variaciones sutiles en la manera de manifestarse estas energías son tantas como seres humanos hay pues, hablando en términos simplificados, podríamos decir que estas energías son lo que constituyen nuestra entidad física. El arquetipo del hombre de negocios estresado es, precisamente, el individuo que ha comprometido demasiadas energías mentales, emocionales y físicas en su actividad, lo que con frecuencia va en detrimento de su racionalidad consciente. Reacciona de modo instintivo y no meditado, y tiende a padecer hipertensión, dolencias cardíacas y úlceras gástricas, todo ello manifestaciones externas de su condición interior.
Las poderosas vibraciones inconscientes, emocionales y mentales, que hacen de nosotros lo que somos y con las que hemos nacido, se manifiestan como achaques, patrones de energía disonantes o enfermedades en nuestro organismo físico, como reflejos directos de nuestra personalidad. Nuestro sistema de energía es uno solo. El cuerpo físico y la vida aparente podemos considerarlos como armónicos inferiores de nuestras energías más internas, de tal manera que todas las complicaciones inconscientes de la personalidad se manifiestan exacta y detalladamente en nuestro estado de salud física.
Experimentos sobre la influencia de las emociones en el ADN
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