Sanación

El arte y ciencia de la sanación comprende la totalidad de la persona: cuerpo, mente y espíritu. Va más allá de las terapias convencionales y alternativas que curan las enfermedades como entidades aisladas autónomas ya que, de acuerdo con la nueva física cuántica, integra todas las enfermedades en una sola que es la enfermedad mental-emocional. Al quitar esta causa única se cura la totalidad de la persona. Esta condición de salud holística es definida como el flujo ilimitado y libre de obstrucciones de la energía de fuerza vital a través del cuerpo, mente y espíritu.
La Sanación Cuántica comprende modalidades de diagnóstico y tratamiento carentes de efectos secundarios porque todo el proceso se realiza en el ámbito mental, emocional y espiritual con la participación del paciente en su proceso de sanación.
La visión cuántica de la sanación es una recapitulación de los sistemas holísticos de cuerpo y alma considerados en diversas tradiciones sagradas del pasado. Cuánticamente hablando, enfermedad significa estado de confusión mental en el ámbito conciente o subconsciente que produce alteraciones de la salud debidas a un desequilibrio en la homeostasis, entendida ésta como el conjunto de procesos fisiológicos coordinados que mantienen la estabilidad funcional del sistema en su totalidad.

Nuestra labor como sanadores, consiste básicamente en ayudar al paciente a borrar la causa, efecto, registro y memoria de las represiones emocionales y de las programaciones mentales negativas que producen las enfermedades para restablecer el estado normal y natural de salud total del individuo.
Pero volvamos al campo de la física para comprender algo más de este fenómeno. En el plano más profundo del mundo natural, encontramos el campo cuántico. Se considera hasta ahora que el cuanto es la unidad más pequeña de luz, electricidad u otra energía que pueda existir. En ese nivel no hay materia sólida sino que son meras vibraciones de energía que han tomado cierto aspecto de solidez. La física cuántica demostró que todo lo que vemos está conectado por infinitos, eternos e ilimitados campos cuánticos; es una especie de red invisible en la cual está entrelazada toda la creación, y los límites de cada objeto son ilusiones que nos impone nuestra limitada percepción.
Einstein trabajó en la teoría del campo unificado, sosteniendo la idea de un universo totalmente relacionado, pero todavía no se ha logrado demostrar con una única fórmula matemática toda la realidad del cosmos.
David Bohm, eminente hombre de ciencia en el campo de la física, mantiene su postura sobre la existencia de un orden implicado presente en todos los seres vivos y las cosas.
Rupert Shaldrake, biólogo inglés, partiendo de los conceptos de campos morfogenéticos y resonancia mórfica, trata de explicar el proceso en que los organismos se forman por influencia de campos mórficos similares del pasado y cómo el conocimiento se transmite en forma instantánea entre miembros de una misma especie.
Estos descubrimientos e investigaciones produjeron un inevitable cambio en la visión del mundo y en la conciencia, porque permite a la mente captar la verdadera dimensión de si mismo, no sólo como un cuerpo en el espacio y el tiempo sino como alguien que forma parte de algo mayor, inteligente y con poder organizador.
Existen distintas formas de conectarse con este campo unificado; una de ellas es por medio del sonido. El sonido de nuestra voz, que representa una vibración, es capaz de ordenar los desequilibrios energéticos de nuestro cuerpo. El canto por ejemplo, es una vibración, así como la oración o la repetición de un mantra, todas ellas, expresiones que tienden a restablecer el equilibrio. No es correcto que nos consideremos organismos aislados en el tiempo y en el espacio; más bien cada uno es como una célula de todo el Universo, con derecho a participar del perfecto equilibrio cósmico, incluida la salud perfecta, porque dentro de cada uno de nosotros se encuentra la sabiduría cósmica. Para la conciencia del hombre actual, la enfermedad no es una necesidad, sino una elección. La gran mayoría de las dolencias son creaciones del hombre; por lo tanto, todo lo que el hombre ha creado puede él mismo destruirlo. En cuanto la humanidad pueda darse cuenta de que somos únicos e irrepetibles y de la importancia que tiene cada uno de nosotros para continuar con la creación, el mundo podrá dejar de ser lo que es para convertirse en un lugar digno de compartir.
Una de las técnicas empleadas en sanación consiste en llevar a cabo regresiones en estado unificado de conciencia (no hipnosis), sincronizando así los ritmos cerebrales alfa-theta para restablecer el estado normal y natural de salud a través de los mecanismos propios de la psiconeuroinmunología.

Así como la paz que nos brinda una perfecta relajación requiere la intensa generación de ritmos cerebrales Alfa, y la creatividad y el aprendizaje se encuentran en la banda Theta, la genialidad se desarrolla en la sincronización de los ritmos de un hemisferio cerebral con otro. Incluso se puede obtener la experiencia mística sincronizando nuestros ritmos con la banda Theta de frecuencia 7.83 Hz, que es la resonancia Schumann, así llamada porque éste científico postuló matemáticamente en 1952 que nuestra tierra y la ionosfera constituían una cavidad resonante y una guía de ondas. Sus constantes físicas y campo magnético –calculó- debían oscilar en una frecuencia resonante idéntica a la banda de ondas de los ritmos cerebrales humanos.

Estas son las 4 frecuencias cerebrales que reflejan diferentes estados de conciencia:

En Frecuencia Beta, estamos en estado de alerta, actividad física y mental, estrés, inestabilidad emocional.

En Frecuencia Alfa, estamos en un estado de relajación y reposo, equilibrio emocional, ideal para el aprendizaje, programación de metas, estado receptivo. Ensueño.

En Frecuencia Theta, estamos en un estado de relajación profunda, favorece la imaginación, la fantasía y la hipnosis.

En Frecuencia Delta, estamos sumergidos en un estado de sueño profundo, es la inconsciencia, durante el sueño en la fase Delta se produce la regeneración mente-cuerpo.

La neurocienia, revoluciona el estudio de la mente al confirmar lo que por muchos años se había planteado acerca que la estimulación y desarrollo de ambos hemisferios, que permitiría un incremento total de las habilidades humanas.

Está demostrado que el 80% de las enfermedades tienen un origen psicosomático, en otras palabras, si nuestras frecuencias cerebrales se mantienen en los rangos saludables, estas enfermedades psicosomáticas no encontrarían caldo de cultivo para afectar nuestra mente y cuerpo.

En 1962, se detectaron y grabaron las señales preconizadas por W.O. Schumann y se comprobó que esa resonancia presenta un pronunciado nodo en torno a los 7.83 Hz. Y esta frecuencia, bautizada con el nombre de “onda cerebral terrestre”, es la que estamos usando para potenciar nuestras capacidades cerebrales con objeto de lograr una expansión de conciencia que nos permita hacer las regresiones fuera de tiempo y espacio y así poder cambiar el presente. Por ejemplo, cambiar algo que sucedió en los primeros seis años de vida, incluso en los hechos ocurridos en el vientre de la madre y, de esta manera, sus consecuencias en los años posteriores.

Una de las múltiples referencias que avalan actualmente este postulado y que hemos sostenido desde hace 20 años, es el libro “La Vida Secreta del Niño antes de Nacer”, del doctor Thomas Verny y John Kelly, en donde demuestran en forma científica que el feto puede ver, oír, experimentar, degustar y, de manera primitiva inclusive aprender. Nuevos estudios postulan además que incluso el feto puede percibir todos y cada uno de los pensamientos, sentimientos y emociones de la madre, así como del entorno de la madre.


Fundamentos científicos