Por supuesto que si. Las terapias de sonido se encuentran en relación directa con el fenómeno de resonancia, el cual es la raíz de todas las formas de intervención terapéutica y diagnóstica.
La intuición y la observación empírica ya llevaron a nuestros antepasados al uso de sonidos y música para ayudar, confortar, estimular, calmar y muchos otros fines emocionales, psicológicos y sociológicos que incluyen todas las formas de manipulación, desde la seducción, a la exaltación patriótica, el jolgorio y el duelo… hasta estados hipnóticos y el trance colectivo.
Pero profundicemos sobre los usos terapéuticos mas específicos del sonido y su relación con la medicina vibracional.
Desde hace tiempo se sabe que las células y los tejidos generan un campo eléctrico que se puede medir en la superficie de la piel. Éste se manifiesta igualmente en la regulación de los ciclos de funcionamiento, y puede ser detectado y analizado bajo la medición del patrón del pulso en una frecuencia e intensidad específicos.
Las leyes de la física afirman que cualquier corriente eléctrica genera un campo magnético correspondiente en el espacio. Dado el hecho que estos campos magnéticos son demasiado pequeños para ser detectados, los científicos asumieron que dichos campos no podían tener una importancia fisiológica.
Esta situación empezó a cambiar en 1963. Gerhard Baule y Richard McFee, del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Universidad de Siracusa, Siracusa NY, detectaron el campo biomagnético proyectado por el corazón humano utilizando dos electroimanes, de 2 millones de vueltas de hilo cada uno, conectados a un amplificador muy sensitivo. El uso de estos amplificadores ha contribuido no solo a demostrar la existencia de estos campos, si no que ha permitido desarrollar toda una amplia gama de equipos de diagnóstico y transductores de señales ampliamente usados en todo el mundo que incluye, ecógrafos, resonadores magnéticos, escáner y muchas otras aplicaciones.
En 1970, David Cohen de MIT, utilizando el magnetómetro SQUID, confirmó los resultados concernientes al corazón. En 1972, Cohen, había mejorado la sensibilidad de su aparato, lo que le permitía medir los campos magnéticos producidos por la actividad del cerebro alrededor de la cabeza.
Seguidamente, se descubrió que todos los tejidos y los órganos producen pulsaciones magnéticas específicas, que son ahora conocidas bajo el nombre de campos biomagnéticos. Los exámenes tradicionales, como el electrocardiograma y electroencefalograma, se completan ahora por exámenes biomagnéticos llamados magnétocardiograma y magnétoencefalograma. Por distintas razones, el estudio del campo magnético alrededor del cuerpo da indicaciones más exactas sobre la fisiología y la patología que el estudio del campo eléctrico.
Pero ¿como funciona?, veamos algunos conceptos previos, que nos permitirán usar tanto el sonido como los pulsos electromagnéticamente inducidos:
La cimática es la ciencia que estudia la relación de las ondas (vibraciones) con la materia.
Una onda es una perturbación, una variación de energía que se propaga y una vez generada es independiente de su fuente. Las ondas son una forma de transportar energía sin que haya transporte de masa.
Mediante la cimática, podemos demostrar de forma visual el modo en que el sonido configura la materia. Este aspecto fue “descubierto” en la década de los 60 por el científico suizo Dr. Hans Jenny. Sus experimentos demostraron que, si se colocan polvos finos, arena y virutas de acero sobre una lámina de metal y se les aplica una vibración de ondas acústicas, dichas partículas se organizan formando patrones concretos. Las diferentes sustancias se concentran en los senos o depresiones de las ondas acústicas, destacando de ese modo el lugar donde el sonido es más denso. Estos sorprendentes patrones, también conocidos como figuras Chalynadi, configuran, en el caso de los sonidos armoniosos, mandalas geométricos simétricos. En algunos casos no son simétricos, sin embargo resulta fascinante su contemplación.
En términos generales existen dos tipos de onda:
a) Ondas electromagnéticas que se producen por la variación del campo electromagnético y se propagan en el vacío por el movimiento de las cargas eléctricas.
b) Ondas mecánicas que son producidas por la materia con movimientos oscilatorios y se propagan por medio de la misma.
Se genera un campo eléctrico cuando las cargas eléctricas son estacionarias (mínima energía) y un campo electromagnético cuando las cargas eléctricas están en movimiento.
Las formas geométricas más repetidas de la naturaleza son la espiral y el círculo. Estas formas también las podemos encontrar en el cuerpo humano donde se repiten insistentemente como ocurre, por ejemplo, en las costillas, la columna vertebral y el ADN. Un conjunto de espirales forman una bobina, y ésta puede actuar sobre las frecuencias de su entorno atrapando las de su mismo valor, actuando como una caja de resonancia y dejando pasar las frecuencias que no entren en sintonía con su vibración natural.
La salud es el equilibrio vibracional de todo nuestro organismo en sintonía con la naturaleza. Cuando este equilibrio se pierde y se producen vibraciones anómalas hablaremos de enfermedad.
La medicina vibracional se encarga de restablecer este orden vibracional, actuando mediante frecuencias vibratorias, que pueden ser de dos tipos:
1) Tonificantes, son frecuencias que por medio de ellas restablecen las vibraciones propias de las células.
2) Destructivas, que son aquellas capaces de anular procesos vibracionales anómalos producidos por numerosos agentes (virus, bacterias, células en degeneración, radiaciones externas, etc ).
En el campo especifico de la determinación de las frecuencias determinadas, Royal Rife fue un pionero que determinó una gran cantidad de frecuencias con este fin. El uso terapéutico de este conocimiento es muy reciente y se encuentran sus orígenes en el uso de sonidos con fines curativos y relajantes. Una terapia de este tipo induce en el cuerpo ondas sonoras a ciertas frecuencias para activar las células y revitalizarlas ya que, por el conocido fenómeno físico de la resonancia, la vibración no se queda en la superficie sino que penetra hasta 6 centímetros en el tejido orgánico. Es decir, hasta el interior de las articulaciones, huesos y tendones. De esa manera la acción de las ondas sonoras activa el movimiento de las células, estimula su regeneración y acelera el proceso de curación del cuerpo. En suma, se reactiva la actividad funcional de aquellas zonas del cuerpo que causan dolor como es el caso de las articulaciones, músculos, tendones o huesos.
La música, y en general el sonido, pueden transmitir estas señales en forma directa o enmascarada que pueden transducir señales predeterminadas y generar bienestar.
Sonoterapia y Terapias alternativas en Ourense:
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