Kinesiología

Casi todo el mundo está familiarizado con la prueba del reflejo rotuliano, en virtud cual un ligero golpe en la rodilla, por debajo de la rótula, hace extender la pierna de inmediato y de manera involuntaria. En 1964, el quiropráctico estadounidense George Goodheart ideó un sistema terapéutico basado en los reflejos y otras reacciones parecidas, al que llamó kinesiología (del griego kinesis, “movimiento”).

Goodheart hizo un descubrimiento casual mientras trataba a un paciente que se quejaba de intensos dolores en las piernas. Al darle masaje en el músculo exterior del muslo, el paciente sintió un alivio repentino. Según Goodheart, el masaje fortaleció ese músculo en particular, pero extrañamente no surtía el mismo efecto en otros músculos. Luego recordó las investigaciones realizadas por el osteópata Frank Chapman a principios del presente siglo. Según Chapman, el masaje en puntos de presión específicos estimulaba la circulación linfática en diversas partes del cuerpo. Fue entonces cuando Goodheart se dedicó a establecer relaciones entre los puntos hallados por Chapman y ciertos grupos musculares.

Por su parte, el también estadounidense Terence Bennett, había afirmado que se podía aumentar la irrigación sanguínea de ciertos órganos tocando suavemente puntos relacionados del cuero cabelludo; para demostrar los efectos de su tratamiento, Bennett usaba un aparato de rayos X. Goodheart descubrió que la técnica de Bennett también fortalecía los músculos y, tras volver a establecer relaciones, localizó 16 puntos de presión situados en el cráneo, por encima del esternón y en las corvas, todos ellos relacionados con los principales grupos musculares.
Asombrado ante la respuesta inmediata de los músculos, Goodheart estudió acupuntura, que también trata puntos específicos del cuerpo, situados a lo largo de canales de energía invisible conocidos como meridianos. Su conclusión fue que dichos canales afectan a órganos y músculos por igual, por lo que estableció la correspondencia existente entre los meridianos de la kinesiología y los de la acupuntura.

En kinesiología cada grupo muscular está relacionado con una parte del cuerpo (los órganos, el aparato digestivo, las glándulas, los huesos y el torrente sanguíneo), y si los músculos funcionan adecuadamente, lo mismo puede decirse del resto del organismo. Así pues, la respuesta muscular a la suave presión manual de que constan las pruebas kinesiológicas es indicativa del estado de salud general del paciente.
El objetivo de la kinesiología no es diagnosticar enfermedades, sino detectar desequilibrios o deficiencias de nutrición y energía, y localizar trastornos. Una vez hecho esto último los terapeutas tratan de revitalizar la zona del trastorno dando un ligero masaje con las yemas de los dedos a ciertos puntos de presión de la piel y el cuero cabelludo. La mayoría de esos puntos están alejados de los músculos con que se relacionan. Por ejemplo, los puntos de presión correspondientes a los principales músculos del muslo discurren por el límite inferior de la caja torácica. Esta estimulación de los puntos de presión aumenta el suministro de sangre y linfa (líquido que arrastra las toxinas y limpia los tejidos) a los músculos correspondientes.

El organismo conduce una energía invisible que, a semejanza de la electricidad, se distribuye en “circuitos” que gobiernan las funciones corporales; un circuito regula el estómago, otro el páncreas, etc. Esa energía podría compararse con los impulsos eléctricos que hacen a una lavadora realizar una serie de funciones según un programa. El estrés o la enfermedad pueden “fundir un fusible”, y hacer que la persona se debilite al consumir más energía de la que los circuitos pueden generar.

Las pruebas musculares de la kinesiología sirven para revisar los circuitos y revelar el estado de salud del paciente; el terapeuta procede entonces a restablecer el flujo de energía en los circuitos afectados.
La kinesiología se emplea también como medicina preventiva, ya que puede detectar desequilibrios que, si no se corrigen, acaban por producir trastornos con el paso del tiempo.

La kinesiología puede tratar cualquier padecimiento, pero una de sus aplicaciones principales es identificar las causas de ciertos casos de alergia o intolerancia alimentaria. Se cree que el organismo reconoce al instante los alimentos y las sustancias químicas que le producen reacciones anormales, lo que afecta, entre otras cosas, al funcionamiento de los músculos. Si el contacto con cierto alimento produce una debilidad muscular instantánea, se deduce que el paciente es alérgico o hipersensible a él. Los síntomas de la alergia pueden ser catarro, propensión al resfriado, depresión, dolor de cabeza, tensión muscular, cansancio y debilidad del sistema inmunológico.

Otras aplicaciones de la kinesiología son revelar deficiencias de vitaminas y minerales, así como trastornos digestivos, y tratar padecimientos que se atribuyen al estancamiento de los líquidos corporales, como la falta de energía, el cansancio y otras molestias comunes.

El dolor de espalda y el dolor de cuello se tratan con ciertas técnicas encaminadas a equilibrar los músculos sin lesionar ligamentos ni articulaciones. Se cree, por ejemplo, que un masaje en la parte interior del muslo fortalece los músculos cuya debilidad contribuye a la aparición del dolor de espalda.

Los kinesiólogos también tratan las fobias y el temor. Una de las técnicas para aliviar el miedo consiste en golpetear suavemente los pómulos, en el punto situado en línea con las pupilas.


¿Cómo es una consulta?

Aunque la kinesiología no está muy difundida, algunos osteópatas, quiroprácticos, fisioterapeutas, naturópatas, homeópatas y herbolarios están adiestrados en su práctica y la emplean como auxiliar de sus respectivos tratamientos.

Tras interrogar al paciente y elaborar su historia clínica, el terapeuta prueba sistemáticamente los principales grupos musculares, procedimiento que no causa dolor. En cada prueba, el paciente mantiene una extremidad en determinada posición mientras el terapeuta la empuja durante unos segundos para evaluar su capacidad para oponer resistencia. Si la reacción muscular es anormal, una serie de tactos ayudan a determinar la causa.

Pruebas posteriores revelan cuál es el desequilibrio que debe corregirse en primer término, para lo cual se procede a estimular los puntos de presión correspondientes. Los puntos que muestran hipersensibilidad a la presión indican la presencia de toxinas acumuladas en los tejidos, las cuales impiden la transmisión apropiada de impulsos nerviosos entre el cerebro y la zona afectada, lo que a su vez altera el funcionamiento muscular.

La hipersensibilidad puede persistir uno o dos días, hasta que las toxinas se dispersan, pero se dice que el efecto sobre los demás síntomas es inmediato.


Kinesiología y Terapias alternativas en Ourense:

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